Por Yuquiabe Romero
Hoy es catorce de Febrero. Una fecha muy importante para mí y mi familia. No está de más, puesto que hoy celebramos mi boda. El evento se celebrará a las cinco de la tarde, en medio de una inmensa organización que llevó planeando desde hace dos años.
Ulises, está un poco nervioso por la situación. Desde las ocho de la mañana todos estamos vistiéndonos y perfumándonos como si fuera una fiesta de disfraces; y es que nunca he visto a mis familiares tan de gala como hoy. Ni siquiera en los quince años de mi prima “la chule”. No era para más y es que el gobernador de mi entidad fue mi padrino de boda.
Aquel gobernador que es por todos conocidos pero que en pocas ocasiones está dispuesto a colaborar con los eventos sociales, son de esos políticos marros de los que casi ni se ven por el país.
Resultó invitado por que Ulises trabaja como su brazo derecho, va y viene con él, hasta pareciera que es su gato de cuatro patas, sólo que esos gatos tienen más derechos y menos obligaciones.
Mi novio, Ulises, está vestido con un traje al estilo Pachuco negro, y sus zapatos de charol, esto por que resulta ser fan de Germán Valdez y su familia. Sé cómo iba vestido por que aunque esté prohibido ver a la novia o el novio el día de la boda, nos hemos escapado unos minutos para darnos unos pequeños besos, ¿Cómo es posible que nos prohíban tal cosa si lo estaré viendo el resto de mi vida?
En cuanto a mis ropas, sólo es un vestido de novia muy sencillo, pues ante tantos gastos que se hacen, es irónico que se gaste millones de pesos por un vestido que sólo me pondré en una noche y que es seguro que habrá niños que les encanta girar y girar en la pista de baile y que de tanta vuelta, me rompan el vestido tan lujoso que llevo.
Al salir de la iglesia se escucha “Tus besos” de Tin Tan, seguida de la canción de Lennon, “Love”, mientras que todos los presentes nos bañan con arroz, y pétalos de rosa. Unos llorando por la emotividad del día y otros con la cara de envidia.
La boda será transmitida por la televisión local, sólo con la idea propagandística de apoyar al Gobernador por que según esto, se organizó una rifa y cuyo premio sería pagar los gastos de la boda.
El lugar que se eligió para la fiesta fue en un jardín fuera de la ciudad, que tiene aproximadamente media hectárea y con un pequeño lago, y es que según mi padre era una fecha muy especial como para dejarlo en un pequeño salón de fiestas. Además de que se decidió invitar a todo el pelotón que llegó a trabajar con mi padre. El ambiente era tan cálido y enorme que no encuentro por ninguna parte a mi madre por que ella está enojada conmigo. Aún así, todo sale a la perfección.
Al lugar llegaron mariachis y tríos que se dedicaron a cantar “La gloria eres tu”, “Azul”, “Bonita” entre otros. El evento duró aproximadamente ocho horas sin que nadie se pusiera impertinente, como en todas las fiestas.
No era para más pero como la mayoría de los que asistieron a la fiesta eran los “soldaditos de plomo” pues no hubo mucho alcohol.
Cuando mi novio pidió mi mano, fue un relajo, por que mi padre es militar, muy exigente, una persona muy seria y de pocas “pulgas” y mi madre es una señora muy dulce. Pero quién iba a pensar que el que aceptó la relación con Ulises era precisamente mi padre, y en esos momentos la que se puso como ogro fue la más dulce de mi hogar, mientras que Ulises, nervioso, pero seguro de lo que estaba diciendo, tomó de mi mano y nos fuimos de mi casa dos días después.
Quizá a mi padre no le importó tanto por que casi no se encontraba en mi casa, siempre lo mandaban a hacer trabajos fuera del país. Mientras que mi madre ciertamente me consentía, además de ser la única hija.
Los familiares de mi novio eran muy tranquilos, durante mi noviazgo con él nunca llegué a tener problema alguno con ellos, ni con sus siete hermanos. Sus padres para ese entonces ya habían fallecido en un accidente desde hace siete años. Un maniático del volante chocó con el autobús en el que venían de la ciudad para visitar a sus familiares en Puebla.
Sólo nos enteramos de este accidente por que salió en la televisión y aparecieron los objetos personales de mis suegros regados, junto con la bolsa de dulces tradicionales del lugar.
Mi familia siempre pensó que mi matrimonio era desencadenado por un embarazo, pero no era así. Simplemente se dio por que amo a mi pareja y punto. Otros más pensaron que de seguro él se casaba conmigo por la herencia que seguro mi padre dejaría o que se yo, lo cierto es que a Ulises lo veo muy enamorado de mi.
Son ideas muy sosas pero apuesto a que no soy ni seré la única que sufrirá con la manera de pensar de mi familia.
Cada que cumplíamos un año más de noviazgo, Ulises y yo nos íbamos a la playa a contemplar el atardecer, y a tomar un helado, no sin antes haberme regalado un peluche y unos chocolates, que cada año eran más grandes.
Como si cada año me dijera, “come más y más… ocupa tus peluches como almohada para que siempre me recuerdes hasta en tus sueños”.
Sé que era muy común que me diera esos regalos pero siempre se quebraba la cabeza con los detalles, y es que en sí lo que le decía que me gustaba, nada más no le parecía y optaba por comprar otra cosa.
Yo también llegué a ser detallista, pero era más de hacer cosas como playeras, tarjetas, en fin, mi creatividad estaba que daba todo.
Hasta incluso le escribí una canción y él decidió hacerla en música. Así que cada que cumplíamos años de noviazgo, ambos cantábamos esa canción.
La letra de la canción era algo así como Entre Pairos y Derivas de Delgadillo.
Todos decían que nuestro romance no duraría y que en realidad sólo amor de calientes, pero acabamos de demostrarles a todos que se equivocaban.
Nuestros aniversarios justamente eran el catorce de Febrero. Cuando se me declaró fue con todos sus amigos a dejarme una rosa roja y tímidamente me regaló una carta diciendo sólo que le gustaba. Cuando lo tuve frente a mi, le pregunté que era lo que realmente quería de mí, y lo único que hice fue complementar lo que según yo quería que me dijera.
Ahora sólo despierto, veo el amanecer y noto que hoy, es catorce de Febrero y que mi boda es sólo un sueño y que me encuentro sola en una habitación fría.
Que realmente mis padres se han separado y que esa ilusión que tengo sobre mi matrimonio se desmorona.
Bajo las escaleras, me dirijo a la cocina y me preparo un café que desde hace años lo pruebo desabrido por que no tengo amor real.
-¿El catorce de Febrero es una ilusión materialista?, ¿Acaso no existe un príncipe azul real?, me pregunté.
Salgo de mi casa y veo toda la ciudad rodeada de osos de peluche, globos y adornos rojos y no hago más que ver un amanecer amargo.
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martes, 2 de marzo de 2010
CATORCE DE FEBRERO
Por Yuquiabe Romero
Hoy es catorce de Febrero. Una fecha muy importante para mí y mi familia. No está de más, puesto que hoy celebramos mi boda. El evento se celebrará a las cinco de la tarde, en medio de una inmensa organización que llevó planeando desde hace dos años.
Ulises, está un poco nervioso por la situación. Desde las ocho de la mañana todos estamos vistiéndonos y perfumándonos como si fuera una fiesta de disfraces; y es que nunca he visto a mis familiares tan de gala como hoy. Ni siquiera en los quince años de mi prima “la chule”. No era para más y es que el gobernador de mi entidad fue mi padrino de boda.
Aquel gobernador que es por todos conocidos pero que en pocas ocasiones está dispuesto a colaborar con los eventos sociales, son de esos políticos marros de los que casi ni se ven por el país.
Resultó invitado por que Ulises trabaja como su brazo derecho, va y viene con él, hasta pareciera que es su gato de cuatro patas, sólo que esos gatos tienen más derechos y menos obligaciones.
Mi novio, Ulises, está vestido con un traje al estilo Pachuco negro, y sus zapatos de charol, esto por que resulta ser fan de Germán Valdez y su familia. Sé cómo iba vestido por que aunque esté prohibido ver a la novia o el novio el día de la boda, nos hemos escapado unos minutos para darnos unos pequeños besos, ¿Cómo es posible que nos prohíban tal cosa si lo estaré viendo el resto de mi vida?
En cuanto a mis ropas, sólo es un vestido de novia muy sencillo, pues ante tantos gastos que se hacen, es irónico que se gaste millones de pesos por un vestido que sólo me pondré en una noche y que es seguro que habrá niños que les encanta girar y girar en la pista de baile y que de tanta vuelta, me rompan el vestido tan lujoso que llevo.
Al salir de la iglesia se escucha “Tus besos” de Tin Tan, seguida de la canción de Lennon, “Love”, mientras que todos los presentes nos bañan con arroz, y pétalos de rosa. Unos llorando por la emotividad del día y otros con la cara de envidia.
La boda será transmitida por la televisión local, sólo con la idea propagandística de apoyar al Gobernador por que según esto, se organizó una rifa y cuyo premio sería pagar los gastos de la boda.
El lugar que se eligió para la fiesta fue en un jardín fuera de la ciudad, que tiene aproximadamente media hectárea y con un pequeño lago, y es que según mi padre era una fecha muy especial como para dejarlo en un pequeño salón de fiestas. Además de que se decidió invitar a todo el pelotón que llegó a trabajar con mi padre. El ambiente era tan cálido y enorme que no encuentro por ninguna parte a mi madre por que ella está enojada conmigo. Aún así, todo sale a la perfección.
Al lugar llegaron mariachis y tríos que se dedicaron a cantar “La gloria eres tu”, “Azul”, “Bonita” entre otros. El evento duró aproximadamente ocho horas sin que nadie se pusiera impertinente, como en todas las fiestas.
No era para más pero como la mayoría de los que asistieron a la fiesta eran los “soldaditos de plomo” pues no hubo mucho alcohol.
Cuando mi novio pidió mi mano, fue un relajo, por que mi padre es militar, muy exigente, una persona muy seria y de pocas “pulgas” y mi madre es una señora muy dulce. Pero quién iba a pensar que el que aceptó la relación con Ulises era precisamente mi padre, y en esos momentos la que se puso como ogro fue la más dulce de mi hogar, mientras que Ulises, nervioso, pero seguro de lo que estaba diciendo, tomó de mi mano y nos fuimos de mi casa dos días después.
Quizá a mi padre no le importó tanto por que casi no se encontraba en mi casa, siempre lo mandaban a hacer trabajos fuera del país. Mientras que mi madre ciertamente me consentía, además de ser la única hija.
Los familiares de mi novio eran muy tranquilos, durante mi noviazgo con él nunca llegué a tener problema alguno con ellos, ni con sus siete hermanos. Sus padres para ese entonces ya habían fallecido en un accidente desde hace siete años. Un maniático del volante chocó con el autobús en el que venían de la ciudad para visitar a sus familiares en Puebla.
Sólo nos enteramos de este accidente por que salió en la televisión y aparecieron los objetos personales de mis suegros regados, junto con la bolsa de dulces tradicionales del lugar.
Mi familia siempre pensó que mi matrimonio era desencadenado por un embarazo, pero no era así. Simplemente se dio por que amo a mi pareja y punto. Otros más pensaron que de seguro él se casaba conmigo por la herencia que seguro mi padre dejaría o que se yo, lo cierto es que a Ulises lo veo muy enamorado de mi.
Son ideas muy sosas pero apuesto a que no soy ni seré la única que sufrirá con la manera de pensar de mi familia.
Cada que cumplíamos un año más de noviazgo, Ulises y yo nos íbamos a la playa a contemplar el atardecer, y a tomar un helado, no sin antes haberme regalado un peluche y unos chocolates, que cada año eran más grandes.
Como si cada año me dijera, “come más y más… ocupa tus peluches como almohada para que siempre me recuerdes hasta en tus sueños”.
Sé que era muy común que me diera esos regalos pero siempre se quebraba la cabeza con los detalles, y es que en sí lo que le decía que me gustaba, nada más no le parecía y optaba por comprar otra cosa.
Yo también llegué a ser detallista, pero era más de hacer cosas como playeras, tarjetas, en fin, mi creatividad estaba que daba todo.
Hasta incluso le escribí una canción y él decidió hacerla en música. Así que cada que cumplíamos años de noviazgo, ambos cantábamos esa canción.
La letra de la canción era algo así como Entre Pairos y Derivas de Delgadillo.
Todos decían que nuestro romance no duraría y que en realidad sólo amor de calientes, pero acabamos de demostrarles a todos que se equivocaban.
Nuestros aniversarios justamente eran el catorce de Febrero. Cuando se me declaró fue con todos sus amigos a dejarme una rosa roja y tímidamente me regaló una carta diciendo sólo que le gustaba. Cuando lo tuve frente a mi, le pregunté que era lo que realmente quería de mí, y lo único que hice fue complementar lo que según yo quería que me dijera.
Ahora sólo despierto, veo el amanecer y noto que hoy, es catorce de Febrero y que mi boda es sólo un sueño y que me encuentro sola en una habitación fría.
Que realmente mis padres se han separado y que esa ilusión que tengo sobre mi matrimonio se desmorona.
Bajo las escaleras, me dirijo a la cocina y me preparo un café que desde hace años lo pruebo desabrido por que no tengo amor real.
-¿El catorce de Febrero es una ilusión materialista?, ¿Acaso no existe un príncipe azul real?, me pregunté.
Salgo de mi casa y veo toda la ciudad rodeada de osos de peluche, globos y adornos rojos y no hago más que ver un amanecer amargo.
Hoy es catorce de Febrero. Una fecha muy importante para mí y mi familia. No está de más, puesto que hoy celebramos mi boda. El evento se celebrará a las cinco de la tarde, en medio de una inmensa organización que llevó planeando desde hace dos años.
Ulises, está un poco nervioso por la situación. Desde las ocho de la mañana todos estamos vistiéndonos y perfumándonos como si fuera una fiesta de disfraces; y es que nunca he visto a mis familiares tan de gala como hoy. Ni siquiera en los quince años de mi prima “la chule”. No era para más y es que el gobernador de mi entidad fue mi padrino de boda.
Aquel gobernador que es por todos conocidos pero que en pocas ocasiones está dispuesto a colaborar con los eventos sociales, son de esos políticos marros de los que casi ni se ven por el país.
Resultó invitado por que Ulises trabaja como su brazo derecho, va y viene con él, hasta pareciera que es su gato de cuatro patas, sólo que esos gatos tienen más derechos y menos obligaciones.
Mi novio, Ulises, está vestido con un traje al estilo Pachuco negro, y sus zapatos de charol, esto por que resulta ser fan de Germán Valdez y su familia. Sé cómo iba vestido por que aunque esté prohibido ver a la novia o el novio el día de la boda, nos hemos escapado unos minutos para darnos unos pequeños besos, ¿Cómo es posible que nos prohíban tal cosa si lo estaré viendo el resto de mi vida?
En cuanto a mis ropas, sólo es un vestido de novia muy sencillo, pues ante tantos gastos que se hacen, es irónico que se gaste millones de pesos por un vestido que sólo me pondré en una noche y que es seguro que habrá niños que les encanta girar y girar en la pista de baile y que de tanta vuelta, me rompan el vestido tan lujoso que llevo.
Al salir de la iglesia se escucha “Tus besos” de Tin Tan, seguida de la canción de Lennon, “Love”, mientras que todos los presentes nos bañan con arroz, y pétalos de rosa. Unos llorando por la emotividad del día y otros con la cara de envidia.
La boda será transmitida por la televisión local, sólo con la idea propagandística de apoyar al Gobernador por que según esto, se organizó una rifa y cuyo premio sería pagar los gastos de la boda.
El lugar que se eligió para la fiesta fue en un jardín fuera de la ciudad, que tiene aproximadamente media hectárea y con un pequeño lago, y es que según mi padre era una fecha muy especial como para dejarlo en un pequeño salón de fiestas. Además de que se decidió invitar a todo el pelotón que llegó a trabajar con mi padre. El ambiente era tan cálido y enorme que no encuentro por ninguna parte a mi madre por que ella está enojada conmigo. Aún así, todo sale a la perfección.
Al lugar llegaron mariachis y tríos que se dedicaron a cantar “La gloria eres tu”, “Azul”, “Bonita” entre otros. El evento duró aproximadamente ocho horas sin que nadie se pusiera impertinente, como en todas las fiestas.
No era para más pero como la mayoría de los que asistieron a la fiesta eran los “soldaditos de plomo” pues no hubo mucho alcohol.
Cuando mi novio pidió mi mano, fue un relajo, por que mi padre es militar, muy exigente, una persona muy seria y de pocas “pulgas” y mi madre es una señora muy dulce. Pero quién iba a pensar que el que aceptó la relación con Ulises era precisamente mi padre, y en esos momentos la que se puso como ogro fue la más dulce de mi hogar, mientras que Ulises, nervioso, pero seguro de lo que estaba diciendo, tomó de mi mano y nos fuimos de mi casa dos días después.
Quizá a mi padre no le importó tanto por que casi no se encontraba en mi casa, siempre lo mandaban a hacer trabajos fuera del país. Mientras que mi madre ciertamente me consentía, además de ser la única hija.
Los familiares de mi novio eran muy tranquilos, durante mi noviazgo con él nunca llegué a tener problema alguno con ellos, ni con sus siete hermanos. Sus padres para ese entonces ya habían fallecido en un accidente desde hace siete años. Un maniático del volante chocó con el autobús en el que venían de la ciudad para visitar a sus familiares en Puebla.
Sólo nos enteramos de este accidente por que salió en la televisión y aparecieron los objetos personales de mis suegros regados, junto con la bolsa de dulces tradicionales del lugar.
Mi familia siempre pensó que mi matrimonio era desencadenado por un embarazo, pero no era así. Simplemente se dio por que amo a mi pareja y punto. Otros más pensaron que de seguro él se casaba conmigo por la herencia que seguro mi padre dejaría o que se yo, lo cierto es que a Ulises lo veo muy enamorado de mi.
Son ideas muy sosas pero apuesto a que no soy ni seré la única que sufrirá con la manera de pensar de mi familia.
Cada que cumplíamos un año más de noviazgo, Ulises y yo nos íbamos a la playa a contemplar el atardecer, y a tomar un helado, no sin antes haberme regalado un peluche y unos chocolates, que cada año eran más grandes.
Como si cada año me dijera, “come más y más… ocupa tus peluches como almohada para que siempre me recuerdes hasta en tus sueños”.
Sé que era muy común que me diera esos regalos pero siempre se quebraba la cabeza con los detalles, y es que en sí lo que le decía que me gustaba, nada más no le parecía y optaba por comprar otra cosa.
Yo también llegué a ser detallista, pero era más de hacer cosas como playeras, tarjetas, en fin, mi creatividad estaba que daba todo.
Hasta incluso le escribí una canción y él decidió hacerla en música. Así que cada que cumplíamos años de noviazgo, ambos cantábamos esa canción.
La letra de la canción era algo así como Entre Pairos y Derivas de Delgadillo.
Todos decían que nuestro romance no duraría y que en realidad sólo amor de calientes, pero acabamos de demostrarles a todos que se equivocaban.
Nuestros aniversarios justamente eran el catorce de Febrero. Cuando se me declaró fue con todos sus amigos a dejarme una rosa roja y tímidamente me regaló una carta diciendo sólo que le gustaba. Cuando lo tuve frente a mi, le pregunté que era lo que realmente quería de mí, y lo único que hice fue complementar lo que según yo quería que me dijera.
Ahora sólo despierto, veo el amanecer y noto que hoy, es catorce de Febrero y que mi boda es sólo un sueño y que me encuentro sola en una habitación fría.
Que realmente mis padres se han separado y que esa ilusión que tengo sobre mi matrimonio se desmorona.
Bajo las escaleras, me dirijo a la cocina y me preparo un café que desde hace años lo pruebo desabrido por que no tengo amor real.
-¿El catorce de Febrero es una ilusión materialista?, ¿Acaso no existe un príncipe azul real?, me pregunté.
Salgo de mi casa y veo toda la ciudad rodeada de osos de peluche, globos y adornos rojos y no hago más que ver un amanecer amargo.
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