
Por Yuquiabe Romero
No hay manera para describir tal momento,
Que más que este hastío tan vil que dejas a mitad de la carretera,
Aquella sonrisa hipócrita que le dejas al viento,
Y el veneno de tus lágrimas derramadas en el sombrío mar.
No comprendo qué pretendes con ser una quimera,
¿Cual es el castigo de tu ego que te marcará en las sombras?
Lo único que puedo oír es tu silencio ensordecedor,
¿Qué sentimientos tendrás?
Pensé en ti y me dejaste con cruel destierro,
Abogué por ti y no recibí más que tu triste sátira embarrada en sal,
¡Oh¡ bendita injuria que provocas.
Cual ingenuidad arruinada por las espinas del rosal,
Qué pena das a aquella nube desierta,
Aunque demasiado tarde,
Pues ya caída la noche la has dejado mustia.
No hay manera para describir tal momento,
Peleando con gigantes y dragones,
Creyendo en una ilusión calcinada,
Provocando asco terrenal tus palabras.
Lo único que me consuela es abrir los ojos de ésta bestia,
Que pide a gritos regresar a éste infierno,
Que logra despertar a mis caballos
Y que quieren estar en desacuerdo con mis pensamientos.
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