viernes, 6 de noviembre de 2009

De lo fugaz ... a lo que queda

Corriendo tras el tiempo

por Christian Pérez

“Si sólo hubiese un momento para vivir y un aliento que tomar”. Cada día comprendo más esa canción de Lamb of God que canto con tanta rabia cada vez que tengo tiempo y después pienso “que patético es todo esto”. Veo por las calles a la gente con los rostros cabizbajos, las ojeras como golpes de boxeadores y me pregunto, ¿Dónde quedaron todos esos sueños, cuando jurabas que podrías ser una estrella del futbol cuando soñabas con tocar en una banda de rock o salir de mochilazo a donde la moneda decidiera?

Ahora te conformas con sólo fingir que tocas la guitarra con el tirante de tu mochila o el control de la televisión dentro de tu habitación donde las ilusiones se pierden entre el humo del cigarro que ahora besas indiscriminadamente sin importar si son con filtro o light e imaginas que estás frente a una multitud que te ovaciona por la forma tan despiadada de destruir tu vida y te das cuenta de que en ese momento eres libre de la realidad; ya no importa que los Pumas hayan empatado con las Chivas y no recuerdas la última vez que estuviste con la REBEL, cantando a todo pulmón “como no te voy a querer”.

Se perdió la única forma de burlarte en la cara de tu jefe sin riesgo de que te corra del trabajo; bueno habrá otra oportunidad en el próximo torneo que seguramente escucharás por radio y estarás al pendiente en tu celular.

Cuando tienes un poco de tiempo sólo te dedicas a ver como la botella de vodka se termina con el paso de los cigarros y las rolas de Metallica, Slayer o Solfly sólo para eso te alcanzan las energías , el tiempo libre y el dinero; no te diste cuenta de cómo fue que desaparecieron las fiestas junto con los días cuando te levantabas con la boca con sabor a rayos y con dolor de cabeza de los mil demonios. ¿Cuándo fue que dejé de vivir para convertirme en un esclavo? Te preguntas tratando de encontrar una respuesta en el techo de tu habitación, entre las nubes de humo y la deslumbrante lámpara del techo.

Vuelves la mirada a la puerta, esperando que algo interesante pase pero no tienes fuerzas, ni para poder sostener el vaso en tus cuarteados y secos labios; después de un rato te das cuenta que la casa es toda tuya porque tu jefa se fue a Acapulco junto con el asilo, el tío y el gay del primo que siempre te acusa cuando haces algo malo.

No te explicas por qué a esa hora de la noche estas sentado frente a la ventana con el estéreo de 8 mil watts de potencia a todo volumen y bebiendo, sólo tomas un respiro y dices que a partir de mañana mandarás todo al diablo y serás lo que siempre quisiste ser pero por hoy sólo quieres acabar con lo que queda de la botella de Absolut y dormir.

Mañana te burlaras de la nota de Juanito saliendo de su curso de capacitación de nuevo servidor publico o por la contribución a la ineptitud por parte del presidente de la República diciéndote que colecciones un billete de 200 o de 100 pesos, o de la campaña del gobierno federal para que aceptes el nuevo 2% de impuesto, “para poder combatir la crisis que azota al país”.

Al final sabes que tendrás que luchar mañana contra la idea sin sentido de las personas, por que piensan que el éxito depende de lo ridículo que te ves de traje, que te ahogues en sudor y duermas solo 3 o 4 horas al día, sólo por que así lo dicta la sociedad. ja ja ja ¿Cuál sociedad? Si ahora esa misma te mata en el metro, te asalta en el micro, te baja de tu carro a punta de patadas y golpes para secuestrarte, te envenena con drogas sintéticas, te explota más de 8 horas al día y te roba poniéndote mas impuestos, ¿Qué tanto éxito si no hay tiempo para tener vida o gastarte lo que ganaste en la quincena?.

La realidad es la fatídica imagen del engreído del jefe que te dice que eres el mejor de todos, sólo con la perversa intención de que fabriques su reconocimiento y con esto su próximo traje italiano de una marca que difícilmente podrá pronunciar o escribir él mismo sin la necesidad de ver la etiqueta y para rematar, no se cansará de mencionarte que si llegas a faltar o llegas tarde te convertirás en parte del millón de personas que perderán su empleo durante los próximos meses.

Cuantas veces he escuchado a los abuelos decir que debes disfrutar tu vida porque es muy corta, hasta hoy comprendo lo que en realidad dicen. La vida sólo dura hasta que los sueños se apagan. Hasta que empiezas a usar corbata y levantarte a las 5 de la mañana, cuando soportas a un tipo que te amenaza con no darte tu bono del mes pasado si no te quedas más tiempo en la oficina sin paga extra, es entonces que te das cuenta dejas de vivir para sobrevivir.

Hoy te levantas y observas que estás encadenado a una silla donde sólo puedes salir a la puerta de la oficina; te sientas, caes rendido sólo te queda observar a la avenida que se burla de ti afuera sobre la rama del árbol seco, extiende sus alas presumiendo su majestuosa libertad, arrojándose a lo desconocido, sin miedo a lo que habrá por venir y vagando a donde esta el fin del cielo.

Te das cuenta que te has quedado estancado en un lugar que parece una fotografía sin color y eternamente repetida; volteas, giras tu mente y sólo encuentras tus ilusiones amontonadas en el bote de basura, arrugadas y empolvadas ya irreconocibles junto a tu felicidad y en espera de formar una familia que de sentido a tu vida.

Sólo queda buscar las cosas bellas de la vida, aunque sea recargado en la ventana del autobús o en el café de la mañana, en las rolas de Arjona o Bunbury ,en los labios de la novia del compañero de trabajo, en los abrazos de tu próxima chica, en la última gota de vodka, en el humo del cigarro, en las lagrimas atrapadas dentro de los ojos, en las sonrisas espontáneas, en tiernas voces de los niños, en la mirada coqueta de la chica sentada en el asiento frontal en la micro, en los recuerdos de la secundaria o la preparatoria, en las figuritas en las paredes de la oficina, el baño, el techo de la habitación o en la noche estrellada.

Por que todo lo bello que busca el hombre, sólo son meros pretextos para no destruirse; sin embargo, sin ellos no seria vida, esta eterna batalla que hay entre bueno y lo malo, es lo que da sabor a los logros, que aburrido sería que todo fuese sencillo. Eso lo que más valoro, porque sé que algún día llegará el momento para ser libre y hacer lo que siempre quise y tiempo es lo que sobrará y sabrá a gloria.

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viernes, 6 de noviembre de 2009

De lo fugaz ... a lo que queda

Corriendo tras el tiempo

por Christian Pérez

“Si sólo hubiese un momento para vivir y un aliento que tomar”. Cada día comprendo más esa canción de Lamb of God que canto con tanta rabia cada vez que tengo tiempo y después pienso “que patético es todo esto”. Veo por las calles a la gente con los rostros cabizbajos, las ojeras como golpes de boxeadores y me pregunto, ¿Dónde quedaron todos esos sueños, cuando jurabas que podrías ser una estrella del futbol cuando soñabas con tocar en una banda de rock o salir de mochilazo a donde la moneda decidiera?

Ahora te conformas con sólo fingir que tocas la guitarra con el tirante de tu mochila o el control de la televisión dentro de tu habitación donde las ilusiones se pierden entre el humo del cigarro que ahora besas indiscriminadamente sin importar si son con filtro o light e imaginas que estás frente a una multitud que te ovaciona por la forma tan despiadada de destruir tu vida y te das cuenta de que en ese momento eres libre de la realidad; ya no importa que los Pumas hayan empatado con las Chivas y no recuerdas la última vez que estuviste con la REBEL, cantando a todo pulmón “como no te voy a querer”.

Se perdió la única forma de burlarte en la cara de tu jefe sin riesgo de que te corra del trabajo; bueno habrá otra oportunidad en el próximo torneo que seguramente escucharás por radio y estarás al pendiente en tu celular.

Cuando tienes un poco de tiempo sólo te dedicas a ver como la botella de vodka se termina con el paso de los cigarros y las rolas de Metallica, Slayer o Solfly sólo para eso te alcanzan las energías , el tiempo libre y el dinero; no te diste cuenta de cómo fue que desaparecieron las fiestas junto con los días cuando te levantabas con la boca con sabor a rayos y con dolor de cabeza de los mil demonios. ¿Cuándo fue que dejé de vivir para convertirme en un esclavo? Te preguntas tratando de encontrar una respuesta en el techo de tu habitación, entre las nubes de humo y la deslumbrante lámpara del techo.

Vuelves la mirada a la puerta, esperando que algo interesante pase pero no tienes fuerzas, ni para poder sostener el vaso en tus cuarteados y secos labios; después de un rato te das cuenta que la casa es toda tuya porque tu jefa se fue a Acapulco junto con el asilo, el tío y el gay del primo que siempre te acusa cuando haces algo malo.

No te explicas por qué a esa hora de la noche estas sentado frente a la ventana con el estéreo de 8 mil watts de potencia a todo volumen y bebiendo, sólo tomas un respiro y dices que a partir de mañana mandarás todo al diablo y serás lo que siempre quisiste ser pero por hoy sólo quieres acabar con lo que queda de la botella de Absolut y dormir.

Mañana te burlaras de la nota de Juanito saliendo de su curso de capacitación de nuevo servidor publico o por la contribución a la ineptitud por parte del presidente de la República diciéndote que colecciones un billete de 200 o de 100 pesos, o de la campaña del gobierno federal para que aceptes el nuevo 2% de impuesto, “para poder combatir la crisis que azota al país”.

Al final sabes que tendrás que luchar mañana contra la idea sin sentido de las personas, por que piensan que el éxito depende de lo ridículo que te ves de traje, que te ahogues en sudor y duermas solo 3 o 4 horas al día, sólo por que así lo dicta la sociedad. ja ja ja ¿Cuál sociedad? Si ahora esa misma te mata en el metro, te asalta en el micro, te baja de tu carro a punta de patadas y golpes para secuestrarte, te envenena con drogas sintéticas, te explota más de 8 horas al día y te roba poniéndote mas impuestos, ¿Qué tanto éxito si no hay tiempo para tener vida o gastarte lo que ganaste en la quincena?.

La realidad es la fatídica imagen del engreído del jefe que te dice que eres el mejor de todos, sólo con la perversa intención de que fabriques su reconocimiento y con esto su próximo traje italiano de una marca que difícilmente podrá pronunciar o escribir él mismo sin la necesidad de ver la etiqueta y para rematar, no se cansará de mencionarte que si llegas a faltar o llegas tarde te convertirás en parte del millón de personas que perderán su empleo durante los próximos meses.

Cuantas veces he escuchado a los abuelos decir que debes disfrutar tu vida porque es muy corta, hasta hoy comprendo lo que en realidad dicen. La vida sólo dura hasta que los sueños se apagan. Hasta que empiezas a usar corbata y levantarte a las 5 de la mañana, cuando soportas a un tipo que te amenaza con no darte tu bono del mes pasado si no te quedas más tiempo en la oficina sin paga extra, es entonces que te das cuenta dejas de vivir para sobrevivir.

Hoy te levantas y observas que estás encadenado a una silla donde sólo puedes salir a la puerta de la oficina; te sientas, caes rendido sólo te queda observar a la avenida que se burla de ti afuera sobre la rama del árbol seco, extiende sus alas presumiendo su majestuosa libertad, arrojándose a lo desconocido, sin miedo a lo que habrá por venir y vagando a donde esta el fin del cielo.

Te das cuenta que te has quedado estancado en un lugar que parece una fotografía sin color y eternamente repetida; volteas, giras tu mente y sólo encuentras tus ilusiones amontonadas en el bote de basura, arrugadas y empolvadas ya irreconocibles junto a tu felicidad y en espera de formar una familia que de sentido a tu vida.

Sólo queda buscar las cosas bellas de la vida, aunque sea recargado en la ventana del autobús o en el café de la mañana, en las rolas de Arjona o Bunbury ,en los labios de la novia del compañero de trabajo, en los abrazos de tu próxima chica, en la última gota de vodka, en el humo del cigarro, en las lagrimas atrapadas dentro de los ojos, en las sonrisas espontáneas, en tiernas voces de los niños, en la mirada coqueta de la chica sentada en el asiento frontal en la micro, en los recuerdos de la secundaria o la preparatoria, en las figuritas en las paredes de la oficina, el baño, el techo de la habitación o en la noche estrellada.

Por que todo lo bello que busca el hombre, sólo son meros pretextos para no destruirse; sin embargo, sin ellos no seria vida, esta eterna batalla que hay entre bueno y lo malo, es lo que da sabor a los logros, que aburrido sería que todo fuese sencillo. Eso lo que más valoro, porque sé que algún día llegará el momento para ser libre y hacer lo que siempre quise y tiempo es lo que sobrará y sabrá a gloria.

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