Por Lorena Soto
En una era antigua, que con el tiempo ya ha desaparecido, donde la magia predominaba y a pesar de ser un misterio no lo consideraban una locura, existió un talismán cuyo poder era tan grande que podía corromper a cualquier persona que lo tocara o incluso sólo tuviera la oportunidad de verlo, ya que su brillante color azul deslumbraba a todas las personas, incluso podía decirse que opacaba el oro si éste llegase a estar a su lado.
El enorme poder que el Talismán Sagrado dejaba huellas imborrables en los corazones de los mortales incluso después de la desaparición del ser poseso. Sin embargo, no era la maldad de la magia que el Talismán emanaba la que causaba destrucción o desdicha, sino la maldad e impureza de los corazones que lograban apoderarse de él.
Por tales circunstancias, las naciones de Gaia decidieron resguardarlo en un templo subterráneo que yacía en monumentales ruinas bajo un lago del que, a pesar que todos sabían su ubicación, nadie se atrevía a ir en busca de la joya.
La entrada del pasaje era custodiada por la deidad del agua, la cual era representada por una estatua majestuosa de una serpiente de agua, pero para llegar a aquel sitio, necesitaban cruzar el Bosque del Olvido que estaba a las afueras de Moran.
En esa época el dominio de la tierra se dividía en cuatro reinos, Moran, el lugar del oro y la abundancia, Cinna, sitio de lagunas y estrellas, Geo, donde la tierra era lo más importante y Hole, el lugar más frío.
Sibyl, era la única hija del soberano de Moran, era una joven muy rebelde, empero no podía ser heredera legítima de la corona por su sexo, podía llevar mejor el reino de su padre, esto por la gran interacción que tenía con los aldeanos. Era rebelde, pero de carácter noble y aventurero. Ya estaba por cumplir los 17 años y su deseo de cada uno de ellos fue atravesar el Bosque del Olvido y ver con sus propios ojos lo que al pueblo tenía tan intrigado: la existencia del Talismán Sagrado.
Aquel bosque se encontraba fuera de los límites y el dominio de cualquier reino, estaba exactamente en el centro de Gaia, donde la espesa niebla y las leyendas que acosaban el lugar habían provocado temor entre la gente y por ello era un territorio inconquistable, además de que se decía que aquel que entraba entre esas tinieblas jamás encontraría el camino de regreso a casa.
Desde que Sibyl era una niña se hizo amiga de un trabajador del circo que rondaba la ciudad cada año, por fortuna, a las vísperas del cumpleaños de la princesa. Aquella carpa se posaba en una plaza localizada en el centro del pueblo. Desde que Sibyl conocía Zaid jamás faltaba a ninguno de los eventos, sin embargo, a pesar de ser los mejores amigos, tenían personalidades muy distintas, Zaid era un muchacho muy introvertido, amable y serio.
En ese año, Sibyl ya había decidido cruzar ese bosque sin que nadie lo impidiera. Había esperado como cada año la aparición del circo para ver al joven Zaid y poder despedirse. No obstante, tenía una dificultad, nadie debía enterarse o sospechar de lo que tenía entre manos, incluso de la visita a su joven amigo, de lo contrario, sería enviada de regreso a casa sin siquiera haber comenzado el viaje.
Con esto, venía su primer obstáculo, entrar en el circo en el que todos sus actores eran hombres a los cuales no se les estaba permitido tener contacto con los espectadores antes, entre e incluso después de las funciones mientras estuviese en los límites de la plaza. De hecho, fue la coincidencia o más bien el destino, lo que influyó para que ellos pudieran conocerse en aquella noche fría y lluviosa, que aunque por distintas razones, ambos caminaban por el mismo lugar en el exacto momento.
Esta vez tenía que camuflajearse dentro del circo para contárselo, ya que tal vez no podría tener alguna otra oportunidad y ahí era el lugar ideal para lograr su fin, empero lo único que encontró para disfrazarse fue una caja con unas patillas, un sobrero y un paraguas.
- !Que suerte tuve¡ - pensaba Sibyl mientras caminaba y a la vez rodeaba el lugar con la mirada. Indagó dentro y fuera de la colorida carpa sin encontrar a su introvertido amigo.
Ella entristeció, ya que partiría esa misma noche antes de su cumpleaños hacia un lugar desconocido sin saber si regresaría y no lamentaba no poder despedirse de él. Finalmente, cuando regresaba por las calles iluminadas por la enorme luna y luces de las lámparas de gas ya dándose por vencida, pudo verlo caminando del otro lado de la calle. La expresión de ella cambió de repente y corrió de inmediato hacia donde él estaba.
Antes de partir, Sibyl paso por la plaza central, donde estaba una gran fuente, ese era el lugar en el que se conocieron, después de un momento parada ahí, sorpresivamente se le iluminó la cara al ver a Zaid a lo lejos y sin decir nada sólo la siguió. De ahí emprendieron su viaje al caminar toda la noche sin descanso hasta las afueras de Moran.
Al amanecer se detuvieron un poco para descansar, en el punto donde ya no había regreso ni pudieran seguirlos para enviarlos de vuelta.Horas después continuaron, y al llegar a la entrada del bosque ella dudó por el temor a las leyendas del pueblo acerca del bosque. Se decía que aquel que entrara encontraría ahí sus más temibles sueños, pues eras un lugar enigmático y engañoso, sin embargo, al ver a Zaid a su lado no tuvo más miedo y entraron.
¿A qué podía temerle Sibyl, si la persona más importante para ella estaba ahí? Caminaron entre la espesa niebla por un rato con dificultad para ver y a medida que iban avanzando la visibilidad también era menor, provocando que caminaran a ciegas un largo tramo. Cuando ella se percató de que su amigo no estaba entre la niebla, comenzó a llamar a su amigo, pero él no contestó, entonces pudo contestar a su pregunta, a lo que más podía temerle era quedarse sola.
Continuó llamándolo y él seguía sin contestar. La desesperación comenzó a invadirla sin que pudiera pensar claramente. En ese momento entendió que la locura la cegaría más que la niebla a su alrededor, así que secó las lagrimas en sus ojos y siguió caminando con los brazos extendidos con la esperanza de poder toparse con su amigo.
Repentinamente la niebla comenzó a disiparse y a lo lejos pudo ver una silueta oscura que se aproximaba y sin temor alguno caminó hacia ella también. Entre más cerca la silueta iba tomando una forma más definida, hasta que se aclaró por completo. Corrió con los brazos extendidos al notar que era Zaid a quién le pertenecía esa sombra.
Entonces pudo apreciar mucho más la presencia del joven, pues estando a su lado se sentía tan fuerte como para enfrentar cualquier adversidad. Por otro lado, aunque la situación de Zaid había sido la misma, ya que al parecer ambos tenían el mismo miedo, él se notaba más preocupado por lo que pudiera pasarle a Sibyl, pues la consideraba como una persona muy importante en su vida. Anduvieron aproximadamente dos días buscando la entrada del templo con la única dificultad de la neblina que seguía entorpeciendo su visibilidad. Notaron el momento en el que llegaron cuando el piso comenzó a tener una consistencia diferente y el aire tomó un olor a tierra mojada.
Vieron la imponente figura de piedra de Leviatán, la deidad del agua. Se acercaron a examinar la gran roca, según la leyenda la entrada se encontraba detrás de ella. Sin embargo sólo podían ver un enorme lago. Empero al rodearla y mirarla más detenidamente, se percataron que debajo de una de sus garras había algo brillante parecido a una llave, pero su diseño era algo fuera de lo convencional.
Movieron cuidadosamente la garra para sacar la llave y al momento se percataron que el piso detrás de la estatua era diferente, como si estuviese hueco¸ removieron un poco de tierra con lodo y encontraron algo parecido a una compuerta, era la entrada secreta al templo en ruinas que literalmente se encontraba bajo el lago.
Abrieron la puerta con la llave y bajaron por unas escaleras oxidadas hasta que llegaron a un túnel. Se adentraron durante una hora hasta que se encontraron con un gran espejo que bloqueaba el camino. El marco de piedra dejaba ver unas viejas inscripciones en el lenguaje antiguo de Gaia y por sus conocimientos Zaid pudo leerlos.
PUERTA DEL JUICIO: “EL ESPEJO ACUSADOR REVELARÁ LO QUE HAY EN EL CORAZÓN DE QUIÉN INTENTE ATRAVESARLO. SI SUS INTENCIONES SON BUENAS Y SU CORAZÓN ES PURO PODRÁ LLEGAR HASTA EL TALISMÁN, DE NO SER ASÍ SE PERDERÁ EN EL ABISMO DE MENTE Y JAMÁS SALDRÁ DEL LIMBO”.
Ambos estaban seguros que podían atravesar, pues sus intenciones no eran otras que comprobar la existencia del Talismán Sagrado. Atravesaron el espejo con éxito y a lo lejos pudieron ver un resplandor azul asomándose por las orillas de un muro de piedra en medio del camino, lucía más bien como una puerta.
Mientras caminaban Sibyl lo tomo fuerte de la mano y él la miró para empezar a correr hacia el muro. Llegaron hasta donde emanaba aquella luz y se dieron cuenta de que el muro tenía en su centro la silueta de un gran número cero, sin embargo no parecía haber indicios de que el muro pudiera abrirse. Zaid golpeó lentamente la puerta en repetidas ocasiones esperando encontrar como mover la pared, pero no tuvo resultado alguno.
Mientras que como por inercia Sibyl se echó hacia atrás algunos pasos y se percató que en el centro de aquel número había otra silueta más tenue casi imposible de percibir a simple vista; la vio con detenimiento perpleja, y Zaid se volvió hacia ella mirándola con extrañeza, se detuvo y siguió viéndola. Sibyl se acercó lentamente y posó su palma contra la pared, en medio de ella.
De repente la luz comenzó a emanar de su palma y se volvió más intensa al mismo tiempo que la pared empezó a moverse, esto ameritó que por primera vez, por iniciativa propia, Zaid tomara la mano de Sibyl. Al abrirse completamente la cámara la luz se volvió lentamente más tenue hasta que pudieron ver con claridad, que en medio de la habitación, se encontraba un pequeño cristal suspendido en el aire, cual era la fuente de tan radiante y cálida luz.
Sibyl miró fijamente el legendario Talismán, se acercó y sintió una serenidad inmensa. Pudo percibir que la calidez del cristal se sentía como el palpitar de un corazón vivo. Los ojos de Sibyl tomaron un brillo extraño mientras que la mirada de Zaid era de preocupación, ya que la dulce mirada de la chica cambiaba por una de ambición. Él se dio cuenta que ella se acercaba como hipnotizada, mientras extendía su mano, parecía que tenía la intensión de tomarlo y por un momento él tuvo miedo, ya que el viaje que Sibyl había emprendido era sólo por la curiosidad de ver la leyenda con sus propios ojos.
Sin en cambio, a pesar de que por un momento Sibyl lo pensó, volvió en sí de repente y por ella misma decidió que de ninguna manera tocaría el cristal, pues pudo ver claro nuevamente la razón por la que habían hecho ese viaje. Bajó su mano, dio la vuelta y caminó de regreso sin decir una palabra, Zaid la siguió también sin decir nada.
Cuando llegaron a la puerta del templo Sibyl miró a Zaid y le preguntó -¿Te quedarás conmigo hasta el final?-, él la miró fijo y sin contestar aún la abrazó fuertemente. -No hasta el final, SIEMPRE-.
Lagrimas corrieron por las mejillas de Sibyl, pero no podía dejar de preguntar algo que desde que iniciaron el viaje tenía en mente -¿por qué viniste?-. Él se despego de ella y le tomo de los hombros, la miró fijo y contestó -Porque dijiste que te ibas-.
Después de todo, ella encontró más de lo que iba a buscar, y aunque aparentemente no se había llevado consigo el talismán, sabía que no regresaría a Moran con las manos vacías.
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lunes, 21 de septiembre de 2009
Talismán
Por Lorena Soto
En una era antigua, que con el tiempo ya ha desaparecido, donde la magia predominaba y a pesar de ser un misterio no lo consideraban una locura, existió un talismán cuyo poder era tan grande que podía corromper a cualquier persona que lo tocara o incluso sólo tuviera la oportunidad de verlo, ya que su brillante color azul deslumbraba a todas las personas, incluso podía decirse que opacaba el oro si éste llegase a estar a su lado.
El enorme poder que el Talismán Sagrado dejaba huellas imborrables en los corazones de los mortales incluso después de la desaparición del ser poseso. Sin embargo, no era la maldad de la magia que el Talismán emanaba la que causaba destrucción o desdicha, sino la maldad e impureza de los corazones que lograban apoderarse de él.
Por tales circunstancias, las naciones de Gaia decidieron resguardarlo en un templo subterráneo que yacía en monumentales ruinas bajo un lago del que, a pesar que todos sabían su ubicación, nadie se atrevía a ir en busca de la joya.
La entrada del pasaje era custodiada por la deidad del agua, la cual era representada por una estatua majestuosa de una serpiente de agua, pero para llegar a aquel sitio, necesitaban cruzar el Bosque del Olvido que estaba a las afueras de Moran.
En esa época el dominio de la tierra se dividía en cuatro reinos, Moran, el lugar del oro y la abundancia, Cinna, sitio de lagunas y estrellas, Geo, donde la tierra era lo más importante y Hole, el lugar más frío.
Sibyl, era la única hija del soberano de Moran, era una joven muy rebelde, empero no podía ser heredera legítima de la corona por su sexo, podía llevar mejor el reino de su padre, esto por la gran interacción que tenía con los aldeanos. Era rebelde, pero de carácter noble y aventurero. Ya estaba por cumplir los 17 años y su deseo de cada uno de ellos fue atravesar el Bosque del Olvido y ver con sus propios ojos lo que al pueblo tenía tan intrigado: la existencia del Talismán Sagrado.
Aquel bosque se encontraba fuera de los límites y el dominio de cualquier reino, estaba exactamente en el centro de Gaia, donde la espesa niebla y las leyendas que acosaban el lugar habían provocado temor entre la gente y por ello era un territorio inconquistable, además de que se decía que aquel que entraba entre esas tinieblas jamás encontraría el camino de regreso a casa.
Desde que Sibyl era una niña se hizo amiga de un trabajador del circo que rondaba la ciudad cada año, por fortuna, a las vísperas del cumpleaños de la princesa. Aquella carpa se posaba en una plaza localizada en el centro del pueblo. Desde que Sibyl conocía Zaid jamás faltaba a ninguno de los eventos, sin embargo, a pesar de ser los mejores amigos, tenían personalidades muy distintas, Zaid era un muchacho muy introvertido, amable y serio.
En ese año, Sibyl ya había decidido cruzar ese bosque sin que nadie lo impidiera. Había esperado como cada año la aparición del circo para ver al joven Zaid y poder despedirse. No obstante, tenía una dificultad, nadie debía enterarse o sospechar de lo que tenía entre manos, incluso de la visita a su joven amigo, de lo contrario, sería enviada de regreso a casa sin siquiera haber comenzado el viaje.
Con esto, venía su primer obstáculo, entrar en el circo en el que todos sus actores eran hombres a los cuales no se les estaba permitido tener contacto con los espectadores antes, entre e incluso después de las funciones mientras estuviese en los límites de la plaza. De hecho, fue la coincidencia o más bien el destino, lo que influyó para que ellos pudieran conocerse en aquella noche fría y lluviosa, que aunque por distintas razones, ambos caminaban por el mismo lugar en el exacto momento.
Esta vez tenía que camuflajearse dentro del circo para contárselo, ya que tal vez no podría tener alguna otra oportunidad y ahí era el lugar ideal para lograr su fin, empero lo único que encontró para disfrazarse fue una caja con unas patillas, un sobrero y un paraguas.
- !Que suerte tuve¡ - pensaba Sibyl mientras caminaba y a la vez rodeaba el lugar con la mirada. Indagó dentro y fuera de la colorida carpa sin encontrar a su introvertido amigo.
Ella entristeció, ya que partiría esa misma noche antes de su cumpleaños hacia un lugar desconocido sin saber si regresaría y no lamentaba no poder despedirse de él. Finalmente, cuando regresaba por las calles iluminadas por la enorme luna y luces de las lámparas de gas ya dándose por vencida, pudo verlo caminando del otro lado de la calle. La expresión de ella cambió de repente y corrió de inmediato hacia donde él estaba.
Antes de partir, Sibyl paso por la plaza central, donde estaba una gran fuente, ese era el lugar en el que se conocieron, después de un momento parada ahí, sorpresivamente se le iluminó la cara al ver a Zaid a lo lejos y sin decir nada sólo la siguió. De ahí emprendieron su viaje al caminar toda la noche sin descanso hasta las afueras de Moran.
Al amanecer se detuvieron un poco para descansar, en el punto donde ya no había regreso ni pudieran seguirlos para enviarlos de vuelta.Horas después continuaron, y al llegar a la entrada del bosque ella dudó por el temor a las leyendas del pueblo acerca del bosque. Se decía que aquel que entrara encontraría ahí sus más temibles sueños, pues eras un lugar enigmático y engañoso, sin embargo, al ver a Zaid a su lado no tuvo más miedo y entraron.
¿A qué podía temerle Sibyl, si la persona más importante para ella estaba ahí? Caminaron entre la espesa niebla por un rato con dificultad para ver y a medida que iban avanzando la visibilidad también era menor, provocando que caminaran a ciegas un largo tramo. Cuando ella se percató de que su amigo no estaba entre la niebla, comenzó a llamar a su amigo, pero él no contestó, entonces pudo contestar a su pregunta, a lo que más podía temerle era quedarse sola.
Continuó llamándolo y él seguía sin contestar. La desesperación comenzó a invadirla sin que pudiera pensar claramente. En ese momento entendió que la locura la cegaría más que la niebla a su alrededor, así que secó las lagrimas en sus ojos y siguió caminando con los brazos extendidos con la esperanza de poder toparse con su amigo.
Repentinamente la niebla comenzó a disiparse y a lo lejos pudo ver una silueta oscura que se aproximaba y sin temor alguno caminó hacia ella también. Entre más cerca la silueta iba tomando una forma más definida, hasta que se aclaró por completo. Corrió con los brazos extendidos al notar que era Zaid a quién le pertenecía esa sombra.
Entonces pudo apreciar mucho más la presencia del joven, pues estando a su lado se sentía tan fuerte como para enfrentar cualquier adversidad. Por otro lado, aunque la situación de Zaid había sido la misma, ya que al parecer ambos tenían el mismo miedo, él se notaba más preocupado por lo que pudiera pasarle a Sibyl, pues la consideraba como una persona muy importante en su vida. Anduvieron aproximadamente dos días buscando la entrada del templo con la única dificultad de la neblina que seguía entorpeciendo su visibilidad. Notaron el momento en el que llegaron cuando el piso comenzó a tener una consistencia diferente y el aire tomó un olor a tierra mojada.
Vieron la imponente figura de piedra de Leviatán, la deidad del agua. Se acercaron a examinar la gran roca, según la leyenda la entrada se encontraba detrás de ella. Sin embargo sólo podían ver un enorme lago. Empero al rodearla y mirarla más detenidamente, se percataron que debajo de una de sus garras había algo brillante parecido a una llave, pero su diseño era algo fuera de lo convencional.
Movieron cuidadosamente la garra para sacar la llave y al momento se percataron que el piso detrás de la estatua era diferente, como si estuviese hueco¸ removieron un poco de tierra con lodo y encontraron algo parecido a una compuerta, era la entrada secreta al templo en ruinas que literalmente se encontraba bajo el lago.
Abrieron la puerta con la llave y bajaron por unas escaleras oxidadas hasta que llegaron a un túnel. Se adentraron durante una hora hasta que se encontraron con un gran espejo que bloqueaba el camino. El marco de piedra dejaba ver unas viejas inscripciones en el lenguaje antiguo de Gaia y por sus conocimientos Zaid pudo leerlos.
PUERTA DEL JUICIO: “EL ESPEJO ACUSADOR REVELARÁ LO QUE HAY EN EL CORAZÓN DE QUIÉN INTENTE ATRAVESARLO. SI SUS INTENCIONES SON BUENAS Y SU CORAZÓN ES PURO PODRÁ LLEGAR HASTA EL TALISMÁN, DE NO SER ASÍ SE PERDERÁ EN EL ABISMO DE MENTE Y JAMÁS SALDRÁ DEL LIMBO”.
Ambos estaban seguros que podían atravesar, pues sus intenciones no eran otras que comprobar la existencia del Talismán Sagrado. Atravesaron el espejo con éxito y a lo lejos pudieron ver un resplandor azul asomándose por las orillas de un muro de piedra en medio del camino, lucía más bien como una puerta.
Mientras caminaban Sibyl lo tomo fuerte de la mano y él la miró para empezar a correr hacia el muro. Llegaron hasta donde emanaba aquella luz y se dieron cuenta de que el muro tenía en su centro la silueta de un gran número cero, sin embargo no parecía haber indicios de que el muro pudiera abrirse. Zaid golpeó lentamente la puerta en repetidas ocasiones esperando encontrar como mover la pared, pero no tuvo resultado alguno.
Mientras que como por inercia Sibyl se echó hacia atrás algunos pasos y se percató que en el centro de aquel número había otra silueta más tenue casi imposible de percibir a simple vista; la vio con detenimiento perpleja, y Zaid se volvió hacia ella mirándola con extrañeza, se detuvo y siguió viéndola. Sibyl se acercó lentamente y posó su palma contra la pared, en medio de ella.
De repente la luz comenzó a emanar de su palma y se volvió más intensa al mismo tiempo que la pared empezó a moverse, esto ameritó que por primera vez, por iniciativa propia, Zaid tomara la mano de Sibyl. Al abrirse completamente la cámara la luz se volvió lentamente más tenue hasta que pudieron ver con claridad, que en medio de la habitación, se encontraba un pequeño cristal suspendido en el aire, cual era la fuente de tan radiante y cálida luz.
Sibyl miró fijamente el legendario Talismán, se acercó y sintió una serenidad inmensa. Pudo percibir que la calidez del cristal se sentía como el palpitar de un corazón vivo. Los ojos de Sibyl tomaron un brillo extraño mientras que la mirada de Zaid era de preocupación, ya que la dulce mirada de la chica cambiaba por una de ambición. Él se dio cuenta que ella se acercaba como hipnotizada, mientras extendía su mano, parecía que tenía la intensión de tomarlo y por un momento él tuvo miedo, ya que el viaje que Sibyl había emprendido era sólo por la curiosidad de ver la leyenda con sus propios ojos.
Sin en cambio, a pesar de que por un momento Sibyl lo pensó, volvió en sí de repente y por ella misma decidió que de ninguna manera tocaría el cristal, pues pudo ver claro nuevamente la razón por la que habían hecho ese viaje. Bajó su mano, dio la vuelta y caminó de regreso sin decir una palabra, Zaid la siguió también sin decir nada.
Cuando llegaron a la puerta del templo Sibyl miró a Zaid y le preguntó -¿Te quedarás conmigo hasta el final?-, él la miró fijo y sin contestar aún la abrazó fuertemente. -No hasta el final, SIEMPRE-.
Lagrimas corrieron por las mejillas de Sibyl, pero no podía dejar de preguntar algo que desde que iniciaron el viaje tenía en mente -¿por qué viniste?-. Él se despego de ella y le tomo de los hombros, la miró fijo y contestó -Porque dijiste que te ibas-.
Después de todo, ella encontró más de lo que iba a buscar, y aunque aparentemente no se había llevado consigo el talismán, sabía que no regresaría a Moran con las manos vacías.
En una era antigua, que con el tiempo ya ha desaparecido, donde la magia predominaba y a pesar de ser un misterio no lo consideraban una locura, existió un talismán cuyo poder era tan grande que podía corromper a cualquier persona que lo tocara o incluso sólo tuviera la oportunidad de verlo, ya que su brillante color azul deslumbraba a todas las personas, incluso podía decirse que opacaba el oro si éste llegase a estar a su lado.
El enorme poder que el Talismán Sagrado dejaba huellas imborrables en los corazones de los mortales incluso después de la desaparición del ser poseso. Sin embargo, no era la maldad de la magia que el Talismán emanaba la que causaba destrucción o desdicha, sino la maldad e impureza de los corazones que lograban apoderarse de él.
Por tales circunstancias, las naciones de Gaia decidieron resguardarlo en un templo subterráneo que yacía en monumentales ruinas bajo un lago del que, a pesar que todos sabían su ubicación, nadie se atrevía a ir en busca de la joya.
La entrada del pasaje era custodiada por la deidad del agua, la cual era representada por una estatua majestuosa de una serpiente de agua, pero para llegar a aquel sitio, necesitaban cruzar el Bosque del Olvido que estaba a las afueras de Moran.
En esa época el dominio de la tierra se dividía en cuatro reinos, Moran, el lugar del oro y la abundancia, Cinna, sitio de lagunas y estrellas, Geo, donde la tierra era lo más importante y Hole, el lugar más frío.
Sibyl, era la única hija del soberano de Moran, era una joven muy rebelde, empero no podía ser heredera legítima de la corona por su sexo, podía llevar mejor el reino de su padre, esto por la gran interacción que tenía con los aldeanos. Era rebelde, pero de carácter noble y aventurero. Ya estaba por cumplir los 17 años y su deseo de cada uno de ellos fue atravesar el Bosque del Olvido y ver con sus propios ojos lo que al pueblo tenía tan intrigado: la existencia del Talismán Sagrado.
Aquel bosque se encontraba fuera de los límites y el dominio de cualquier reino, estaba exactamente en el centro de Gaia, donde la espesa niebla y las leyendas que acosaban el lugar habían provocado temor entre la gente y por ello era un territorio inconquistable, además de que se decía que aquel que entraba entre esas tinieblas jamás encontraría el camino de regreso a casa.
Desde que Sibyl era una niña se hizo amiga de un trabajador del circo que rondaba la ciudad cada año, por fortuna, a las vísperas del cumpleaños de la princesa. Aquella carpa se posaba en una plaza localizada en el centro del pueblo. Desde que Sibyl conocía Zaid jamás faltaba a ninguno de los eventos, sin embargo, a pesar de ser los mejores amigos, tenían personalidades muy distintas, Zaid era un muchacho muy introvertido, amable y serio.
En ese año, Sibyl ya había decidido cruzar ese bosque sin que nadie lo impidiera. Había esperado como cada año la aparición del circo para ver al joven Zaid y poder despedirse. No obstante, tenía una dificultad, nadie debía enterarse o sospechar de lo que tenía entre manos, incluso de la visita a su joven amigo, de lo contrario, sería enviada de regreso a casa sin siquiera haber comenzado el viaje.
Con esto, venía su primer obstáculo, entrar en el circo en el que todos sus actores eran hombres a los cuales no se les estaba permitido tener contacto con los espectadores antes, entre e incluso después de las funciones mientras estuviese en los límites de la plaza. De hecho, fue la coincidencia o más bien el destino, lo que influyó para que ellos pudieran conocerse en aquella noche fría y lluviosa, que aunque por distintas razones, ambos caminaban por el mismo lugar en el exacto momento.
Esta vez tenía que camuflajearse dentro del circo para contárselo, ya que tal vez no podría tener alguna otra oportunidad y ahí era el lugar ideal para lograr su fin, empero lo único que encontró para disfrazarse fue una caja con unas patillas, un sobrero y un paraguas.
- !Que suerte tuve¡ - pensaba Sibyl mientras caminaba y a la vez rodeaba el lugar con la mirada. Indagó dentro y fuera de la colorida carpa sin encontrar a su introvertido amigo.
Ella entristeció, ya que partiría esa misma noche antes de su cumpleaños hacia un lugar desconocido sin saber si regresaría y no lamentaba no poder despedirse de él. Finalmente, cuando regresaba por las calles iluminadas por la enorme luna y luces de las lámparas de gas ya dándose por vencida, pudo verlo caminando del otro lado de la calle. La expresión de ella cambió de repente y corrió de inmediato hacia donde él estaba.
Antes de partir, Sibyl paso por la plaza central, donde estaba una gran fuente, ese era el lugar en el que se conocieron, después de un momento parada ahí, sorpresivamente se le iluminó la cara al ver a Zaid a lo lejos y sin decir nada sólo la siguió. De ahí emprendieron su viaje al caminar toda la noche sin descanso hasta las afueras de Moran.
Al amanecer se detuvieron un poco para descansar, en el punto donde ya no había regreso ni pudieran seguirlos para enviarlos de vuelta.Horas después continuaron, y al llegar a la entrada del bosque ella dudó por el temor a las leyendas del pueblo acerca del bosque. Se decía que aquel que entrara encontraría ahí sus más temibles sueños, pues eras un lugar enigmático y engañoso, sin embargo, al ver a Zaid a su lado no tuvo más miedo y entraron.
¿A qué podía temerle Sibyl, si la persona más importante para ella estaba ahí? Caminaron entre la espesa niebla por un rato con dificultad para ver y a medida que iban avanzando la visibilidad también era menor, provocando que caminaran a ciegas un largo tramo. Cuando ella se percató de que su amigo no estaba entre la niebla, comenzó a llamar a su amigo, pero él no contestó, entonces pudo contestar a su pregunta, a lo que más podía temerle era quedarse sola.
Continuó llamándolo y él seguía sin contestar. La desesperación comenzó a invadirla sin que pudiera pensar claramente. En ese momento entendió que la locura la cegaría más que la niebla a su alrededor, así que secó las lagrimas en sus ojos y siguió caminando con los brazos extendidos con la esperanza de poder toparse con su amigo.
Repentinamente la niebla comenzó a disiparse y a lo lejos pudo ver una silueta oscura que se aproximaba y sin temor alguno caminó hacia ella también. Entre más cerca la silueta iba tomando una forma más definida, hasta que se aclaró por completo. Corrió con los brazos extendidos al notar que era Zaid a quién le pertenecía esa sombra.
Entonces pudo apreciar mucho más la presencia del joven, pues estando a su lado se sentía tan fuerte como para enfrentar cualquier adversidad. Por otro lado, aunque la situación de Zaid había sido la misma, ya que al parecer ambos tenían el mismo miedo, él se notaba más preocupado por lo que pudiera pasarle a Sibyl, pues la consideraba como una persona muy importante en su vida. Anduvieron aproximadamente dos días buscando la entrada del templo con la única dificultad de la neblina que seguía entorpeciendo su visibilidad. Notaron el momento en el que llegaron cuando el piso comenzó a tener una consistencia diferente y el aire tomó un olor a tierra mojada.
Vieron la imponente figura de piedra de Leviatán, la deidad del agua. Se acercaron a examinar la gran roca, según la leyenda la entrada se encontraba detrás de ella. Sin embargo sólo podían ver un enorme lago. Empero al rodearla y mirarla más detenidamente, se percataron que debajo de una de sus garras había algo brillante parecido a una llave, pero su diseño era algo fuera de lo convencional.
Movieron cuidadosamente la garra para sacar la llave y al momento se percataron que el piso detrás de la estatua era diferente, como si estuviese hueco¸ removieron un poco de tierra con lodo y encontraron algo parecido a una compuerta, era la entrada secreta al templo en ruinas que literalmente se encontraba bajo el lago.
Abrieron la puerta con la llave y bajaron por unas escaleras oxidadas hasta que llegaron a un túnel. Se adentraron durante una hora hasta que se encontraron con un gran espejo que bloqueaba el camino. El marco de piedra dejaba ver unas viejas inscripciones en el lenguaje antiguo de Gaia y por sus conocimientos Zaid pudo leerlos.
PUERTA DEL JUICIO: “EL ESPEJO ACUSADOR REVELARÁ LO QUE HAY EN EL CORAZÓN DE QUIÉN INTENTE ATRAVESARLO. SI SUS INTENCIONES SON BUENAS Y SU CORAZÓN ES PURO PODRÁ LLEGAR HASTA EL TALISMÁN, DE NO SER ASÍ SE PERDERÁ EN EL ABISMO DE MENTE Y JAMÁS SALDRÁ DEL LIMBO”.
Ambos estaban seguros que podían atravesar, pues sus intenciones no eran otras que comprobar la existencia del Talismán Sagrado. Atravesaron el espejo con éxito y a lo lejos pudieron ver un resplandor azul asomándose por las orillas de un muro de piedra en medio del camino, lucía más bien como una puerta.
Mientras caminaban Sibyl lo tomo fuerte de la mano y él la miró para empezar a correr hacia el muro. Llegaron hasta donde emanaba aquella luz y se dieron cuenta de que el muro tenía en su centro la silueta de un gran número cero, sin embargo no parecía haber indicios de que el muro pudiera abrirse. Zaid golpeó lentamente la puerta en repetidas ocasiones esperando encontrar como mover la pared, pero no tuvo resultado alguno.
Mientras que como por inercia Sibyl se echó hacia atrás algunos pasos y se percató que en el centro de aquel número había otra silueta más tenue casi imposible de percibir a simple vista; la vio con detenimiento perpleja, y Zaid se volvió hacia ella mirándola con extrañeza, se detuvo y siguió viéndola. Sibyl se acercó lentamente y posó su palma contra la pared, en medio de ella.
De repente la luz comenzó a emanar de su palma y se volvió más intensa al mismo tiempo que la pared empezó a moverse, esto ameritó que por primera vez, por iniciativa propia, Zaid tomara la mano de Sibyl. Al abrirse completamente la cámara la luz se volvió lentamente más tenue hasta que pudieron ver con claridad, que en medio de la habitación, se encontraba un pequeño cristal suspendido en el aire, cual era la fuente de tan radiante y cálida luz.
Sibyl miró fijamente el legendario Talismán, se acercó y sintió una serenidad inmensa. Pudo percibir que la calidez del cristal se sentía como el palpitar de un corazón vivo. Los ojos de Sibyl tomaron un brillo extraño mientras que la mirada de Zaid era de preocupación, ya que la dulce mirada de la chica cambiaba por una de ambición. Él se dio cuenta que ella se acercaba como hipnotizada, mientras extendía su mano, parecía que tenía la intensión de tomarlo y por un momento él tuvo miedo, ya que el viaje que Sibyl había emprendido era sólo por la curiosidad de ver la leyenda con sus propios ojos.
Sin en cambio, a pesar de que por un momento Sibyl lo pensó, volvió en sí de repente y por ella misma decidió que de ninguna manera tocaría el cristal, pues pudo ver claro nuevamente la razón por la que habían hecho ese viaje. Bajó su mano, dio la vuelta y caminó de regreso sin decir una palabra, Zaid la siguió también sin decir nada.
Cuando llegaron a la puerta del templo Sibyl miró a Zaid y le preguntó -¿Te quedarás conmigo hasta el final?-, él la miró fijo y sin contestar aún la abrazó fuertemente. -No hasta el final, SIEMPRE-.
Lagrimas corrieron por las mejillas de Sibyl, pero no podía dejar de preguntar algo que desde que iniciaron el viaje tenía en mente -¿por qué viniste?-. Él se despego de ella y le tomo de los hombros, la miró fijo y contestó -Porque dijiste que te ibas-.
Después de todo, ella encontró más de lo que iba a buscar, y aunque aparentemente no se había llevado consigo el talismán, sabía que no regresaría a Moran con las manos vacías.
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- COLABORADORES: Yuquiabe Romero, Ludyv Vogel, Danae Herrera, Jonathan González, Lorena Soto, Famorez, Erick Carpinteyro, Etoile, Graciela Sanchez, Christian Pérez, Astrid García Quintero, Aabyé Vargas, Isaac Delgado, Richy Espinoza, Ana Lilia Chávez Maturano, Aarón Zoé Guadarrama Becerril, Mario Alavéz, Kraken TV y Adonay E. Romero.
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